viernes, 29 de febrero de 2008

Literatura

Es mayo de 2005. Y me han encargado unos retratos. Es la primera vez. En un recorte de papel dibujo unos pequeños bocetos con el tipo de encuadre y plano que quiero. Siempre de lo general a lo concreto. La protagonista es Laura, una licenciada en Medicina y a la que le apasiona la literatura. El día es propicio. Una suave y soleada tarde de domingo. Poco a poco va cayendo la intensidad de la luz que proyecta el sol. En un parque madrileño realizo este retrato. Pero lo verdaderamente sorprendente, es como se pueden fusionar dos disciplinas, la de la fotografía y la literatura. La inquietud de Laura con los libros empezó desde muy pequeña. Y recuerda bien cómo esperaba como loca aprender a leer para no tener que pedirle a nadie, otra vez, que le leyera un cuento. Lo suyo con las letras es una cuestión de puro egoísmo y pura fisiología, lo necesita tanto como el respirar. Para mi, la fotografía ha sido siempre una manera de expresar, lo que Laura plasma con palabras, con imágenes que inmortalizan ese instante fugaz de la vida. La belleza no sólo reside en como resuenan las palabras, sino en la armonía de las frases, con sus puntos y comas. Y con una cámara sucede algo similar, pues el fotógrafo se vale de las luces, sombras y colores, como el pintor con su lienzo y su pincel. Y todos con un mismo referente, la realidad social de la vida, es decir, la vida misma.

jueves, 28 de febrero de 2008

El retrato

Es una de las técnicas más difíciles, pero a la vez más interesantes. Saber como abordar al sujeto fotografiado. Mucha gente tiene pánico a las cámaras. Lo cierto es que una vez que se relajan y se sienten cómodos todo va sobre ruedas. Algunos como el fotógrafo de origen letón, Philippe Halsman, hacía saltar a sus "retratados" para que se olvidasen de esa especie de miedo ante la lente y el objetivo de una cámara. Las risas, los gritos y sobre todo, la predisposición jugaban de la parte de un genio como era este fotógrafo que se afincó en los Estados Unidos. También se autoretrató, jugó con las imágenes y ofreció una versión del surrealismo a través de sus instantáneas, que han quedado grabadas en la retina de más de uno. Publicó en la revista Life, con su gran retrato a Marelyn Monroe, igualmente saltando. O incluso a Hitchkok o a los duques de Windsor. Simplemente genial. Con él murió el retrato convencional, del rostro perfecto, iluminado y con la mano apoyada sobre la mejilla. Para él no había reglas, sino que también era fundamental la naturalidad del momento. Y estas fotos reflejan su trabajo, que se puede contemplar de forma más amplia en el libro Jump.

miércoles, 27 de febrero de 2008

La otra mirada

"La fotografía es la mirada. O se tiene, o no se tiene". Así de contundente se manifiesta el fotógrafo francés Willy Ronis, uno de los nombres de la fotografía humanista, junto con Henri Cartier-Bresson y Robert Doisneau. Un artista que ha recorrido temas del mundo laboral, el hombre y la máquina, la ciudad popular, la intimidad, viajes y desnudos. La fotografía no debe ser un fin en si misma, sino un medio a través del cual circula la propia experiencia de la realidad social que te rodea. Contempla la propia subjetividad del autor, contiene por tanto una distorsión visual, pero sin duda, muestra la memoria, la cultura, el temperamento y la predisposición del momento. Para Willy Ronis, "la imagen hermosa es una geometría modulada por el corazón".
No es sencillo hacer buenas fotografías. Se aprende con la práctica como todo. Pero sí que se puede tener en cuenta una idea a la hora de disparar una foto. Como dice Ronis, "encuadrar es incluir, pero al mismo tiempo es excluir". Porque el fotógrafo, al igual que el periodista, se convierte en testigo de la realidad que contempla, y de esta, selecciona la porción que le interesa.
Se trata de educar al ojo y de ver muchas imágenes. Un fotógrafo nunca se queda quieto en un mismo lugar, sino que busca diferentes ángulos, perspectivas, encuadres, pues trata también de llamar la atención, con las posibilidades que le brinda el lenguaje de su cámara. Por eso, la fotografía nos ofrece la otra mirada de la realidad, pero que se queda grabada en un soporte, y que nos llega a conmover en ocasiones, por lo que se fija en nuestro recuerdo íntimo y personal.